Lo admito, soy un fanático del Yunque, y a mucha honra. Desde la primera vez que fui y
quedé maravillado, no hago más que pensar en que día volveré a vivir la
tremenda experiencia de subir una montaña y sentirme que estoy entre las nubes.
Claro, en mi país no muchos conocen este lugar debido a todas esas noticias
acerca de accidentes, personas extraviadas e incluso ovnis, que únicamente saben
publicar los noticiarios. Pero, cuando uno decide ir, y no solamente por
motivos recreacionales, buscando algo más que un momento de diversión o una excusa
para escapar del hogar un fin de semana, se encuentra con uno mismo.

Para los que no sepan, el Yunque se encuentra ubicado en
Puerto Rico, en el pueblo de Rio Grande. Es un bosque fluvial y está protegido
por la guardia forestal de los Estados Unidos. En particular, los más que
destaca son sus ríos y sus largar veredas. Sin embargo, siempre he visto que el
enfoque turístico está anclado casi exclusivamente en sus ríos y sus estaciones
de información y de ventas, aunque entiendo que es la mejor manera de traer más
público.

Por mi parte, disfrute mucho la primera vez que estuve en
los ríos y todo eso. Caminé por las largas veredas y casi me ahogo del
cansancio. Sin embargo, todo cambió cuando supe que había otros lugares mucho más
elevados y complicados para llegar. Recuerdo que el guía de la primera estación
nunca nos explicó acerca del Pico, el lugar más alto del Yunque. Una vez intentamos llegar, a mis amigos y a mí
se nos nubló la mente de tanto cansancio. No fue fácil subir con tanto fango y
piedras alfombrado el camino.
http://www.elyunque.com/about.html
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